Recomendaciones para los padres sobre el manejo de conflictos y agresividad entre hermanos

Corinna Jenkins Tucker, Tanya Rouleau Whitworth, y David Finkelhor
Primavera 2023

Pelearse con un hermano o una hermana es una experiencia común y esperada del crecimiento. Los hermanos pasan mucho tiempo juntos y son competidores naturales por la atención de los padres, por objetos y por privilegios. Esa familiaridad y ese deseo de justicia pueden dar lugar a conflictos entre hermanos.

Muchos padres1 quieren ayuda para reducir la frecuencia con que sus hijos se pelean y enseñarles a llevarse mejor. De hecho, el manejo de conflictos entre hermanos es un problema común para el que los padres buscan ayuda de profesionales en salud mental. Este boletín orientará a los padres sobre cómo manejar los conflictos entre hermanos, así como qué hacer cuando el conflicto entre hermanos va demasiado lejos e incluye comportamientos agresivos o abusivos.

Conflictos entre hermanos... ¿Oportunidad de progreso?

La relación entre hermanos es un contexto importante en el que los niños aprenden habilidades críticas de relación interpersonal y desarrollan sus capacidades de pensamiento. Durante los conflictos entre hermanos, los niños pueden aprender a escuchar, a cooperar, a ver el punto de vista de otra persona y a manejar sus emociones. También pueden aprender a resolver problemas, a considerar posibilidades futuras y a experimentar las consecuencias de sus actos.

Cuando los niños desarrollan estas cualidades, las relaciones con sus hermanos son más cordiales y hay menos conflictos y rivalidades entre ellos. Una ventaja adicional del aprender estas habilidades es que esta forma de interactuar con los demás se aplica a las relaciones románticas y entre compañeros.

Mediación de conflictos entre hermanos

Cuando los niños son pequeños, los padres pueden desempeñar un papel importante en el manejo de los conflictos entre hermanos, al mismo tiempo que ayudan a sus hijos a desarrollar sus capacidades sociales y cognitivas. Al utilizar las técnicas de mediación que a continuación se explican, los padres ayudan a los niños a ser más capaces de resolver conflictos con sus hermanos.

Cuando surge un conflicto, puede utilizarse un proceso de mediación2 sencillo y eficaz de cuatro pasos:

  1. Determinar las reglas básicas y las expectativas sobre el papel de los hermanos y del mediador (por ejemplo, escucharse mutuamente, que los niños asuman la responsabilidad de resolver).
  2. Identificar los problemas que hay que resolver (por ejemplo, ambos quieren usar el mismo juguete) y anotar los puntos de acuerdo.
  3. Discutir la perspectiva de cada hermano para fomentar la comprensión y la empatía.
  4. Los niños proponen y acuerdan soluciones a los problemas identificados (por ejemplo, tomar turnos). Los hermanos ponen en práctica la solución acordada.

Con práctica, estos pasos se dan rápidamente, acortando la duración de los conflictos, y es menos probable que se necesite la mediación de los padres a medida que los hermanos aprenden a gestionar sus conflictos. Durante este proceso, los niños más pequeños pueden necesitar ayuda para desarrollar ideas de solución, pero los padres no deben ponerse de parte de uno de los hermanos, mostrar favoritismo ni resolver el conflicto por sus hijos.

Una vez que los hermanos llevan a cabo su solución, los padres deben felicitar a sus hijos. Es importante tener en cuenta que cuando los niños asumen la responsabilidad de resolver su conflicto, desarrollan habilidades interpersonales y de pensamiento importantes que benefician sus relaciones con los demás ahora y en el futuro.

Cuando los conflictos entre hermanos llegan demasiado lejos

La mayoría de los conflictos entre hermanos son leves. Las burlas, los gritos y las discusiones son ejemplos de conflictos leves entre hermanos. Sin embargo, algunas experiencias entre hermanos incluyen comportamientos agresivos, como golpear, patear, amenazar, o destruir a propósito sus objetos personales. Este tipo de comportamiento se suele identificar incorrectamente y se interpreta como una rivalidad inofensiva y como una experiencia normal de crecer con hermanos (véase el Boletín SAARA nº 1).

Tanto para el niño que hace daño como para el que lo recibe, los comportamientos agresivos entre hermanos están relacionados con una peor salud física y mental. El impacto negativo de la dinámica agresiva entre hermanos sobre la salud mental y la calidad de las relaciones familiares puede ser duradero.

Es importante que los padres no ignoren los comportamientos agresivos de los hermanos ni tampoco los consideren inofensivos. Las familias podrían llegar a un acuerdo donde se establezca que los comportamientos agresivos, como golpearse o intimidarse mutuamente, no están permitidos a ningún miembro de la familia.

A veces, los padres no se dan cuenta de que hay comportamientos agresivos entre sus hijos. Entre las posibles señales que indican que un niño está siendo víctima de su hermano, se incluye el hecho de que el niño(a) evite estar en casa y a solas con su hermano. Si un niño(a) le dice a sus padres que está siendo lastimado(a), se le debe creer.

Es importante evitar el deseo de culpar al hermano que ha sido víctima por ser fastidioso, demasiado sensible o por enojar a su hermano. Esta forma de "culpar a la víctima" puede conducir a un mayor sentimiento de impotencia, falta de esperanza y temor. El niño que ha sido víctima puede pensar que sus padres no le protegerán de otros incidentes.

Cuando haya un comportamiento agresivo, los padres deben impedirlo inmediatamente. Los padres no deben responder al comportamiento agresivo con castigos físicos o violencia. Las técnicas de mediación descritas en este boletín pueden ayudar a resolver el conflicto. Sin embargo, si el comportamiento agresivo forma parte de un patrón persistente de daño acompañado de un desequilibrio de poder entre los hermanos, la mediación no funcionará y podría empeorar las cosas.

Un porcentaje de niños son maltratados por sus hermanos (véase el Boletín SAARA nº 1). Si los padres creen que puede haber ocurrido algún tipo de abuso psicológico, físico o sexual, deben buscar ayuda de un profesional médico o de salud mental (véase el Boletín SAARA nº 3).

Notas:

1Utilizamos el término padres para incluir a cualquiera que desempeñe un papel similar al de padre o representante en la vida de un niño, incluidos padrastros, abuelos y padres de crianza.
2Ross, H.S. y Lazinski, M.J. (2014). La mediación de los padres potencia la resolución de conflictos entre hermanos. Early Education and Development, 25(2), 259-275. https://doi.org/10.1080/10409289.2013.788425